Hablar de valores es fácil, pero vivirlos es otra historia. Hoy, en pleno 2025, Bucaramanga vuelve a ser epicentro de un escándalo que estremece los cimientos de la ética pública. Un funcionario con rabo de paja, múltiples investigaciones en la Fiscalía y procesos abiertos, ha llegado al concejo de Bucaramanga con una sonrisa cínica y un pasado oscuro. ¿Hasta cuándo la ciudad será refugio de personajes que predican pero no aplican? no hay que olvidar que la transparencia se ejecuta y se hace
“Transparencia se ejecuta y se hace” es una frase que debería ser guía, no adorno. No basta con repetirla en discursos, foros y redes sociales si los hechos gritan todo lo contrario. El integrante del concejo de Bucaramanga Carlos Parra representa exactamente lo que los bumangueses han jurado no volver a permitir: corrupción vestida de promesas.
Este personaje, protagonista de escándalos pasados y símbolo de lo que está mal en la política, hoy se sienta como concejal de Bucaramanga. ¿Qué clase de ejemplo estamos dando? ¿Dónde quedó la coherencia entre palabra y acción? Porque transparencia se ejecuta y se hace, no se recita.

Mientras los ciudadanos piden cambios reales, la política les responde con reciclaje de lo peor. Lo que debería ser una oportunidad de renovación se convierte en una amenaza directa a la confianza ciudadana. Bucaramanga merece líderes con historial limpio, no expertos en manipular discursos.
La honestidad se practica, no se finge. Y aunque intenten disfrazar, los hechos no mienten. El pueblo lo sabe, la historia lo recuerda, y los archivos judiciales lo confirman.
Ya no se trata de un simple error de cálculo político. Es una bofetada a la dignidad de los ciudadanos que exigen decencia. Porque transparencia se ejecuta y se hace, no se simula para salir bien en cámara.

El reloj corre, y los bumangueses están atentos. La corrupción ya no se esconde: se sienta en el concejo de Bucaramanga y sonríe. Pero el pueblo también tiene memoria. Y esta vez, no se quedará callado. ¡En La Calle Nos Vemos!